viernes, 30 de abril de 2010

miércoles, 21 de abril de 2010

Bar- Rio

Ya son exactamente 20 años de que mis zapatillas recorren las mismas calles y avenidas de mi pueblo, de mi zona, de mi barrio.

Si bien he crecido, la gente ha cambiado, pero el barrio sigue siendo el mismo, la misma gente, el mismo lugar, niños con dulces miradas, jóvenes transformando el lugar en un bar, adultos mirando las generaciones cambiar y los mas grandes solo disfrutan y ven los años pasar.


Bar-Rio se llama mi lugar, jóvenes queriendo cambiar, intentando crecer y, claro, buscando un lugar donde poder amar, cantar y disfrutar. Cuando encontramos el lugar entre plazas y edificios nos topamos con príncipes, héroes, lideres y villanos que van mas allá de un asunto de edad. Son villanos con dragones que quieren nuestros ojos de alguna forma opacar, pero la perseverancia de surgir, de ser mucho más, es más fuerte, nada nos puede derrotar y cuando lo están por lograr los héroes de Bar- Rio se hacen notar, luchan contra los más terribles mounstros para que los pequeños no terminen nunca de jugar.


No hay limites, no existen paredes, es un solo lugar, somos entre miles una sola persona, luchamos por el mismo motivo, amamos el mismo lugar.

Pero siento que el invierno en mi barrio es mas frío, no entiendo muy bien pero creo que llueve mas seguido y donde alguna vez jugué ahora es solo barro.

De mi niñez el agua lleva recuerdos, no tiene remordimientos, historias vividas, llantos compartidos. Entre Sara Gajardo y Enrique Soro se escribe mi historia personal, en donde la "plaza feliz" tiene un papel fundamental. Me acogió durante bellos veranos y fríos inviernos. Por lo mismo es grato ver a las nuevas generaciones, vivir lo que yo viví y es mucho mas dulce ver en los ojos de los mas grandes el brillo que provoca vernos crecer, madurar y luchar por este lugar, mi lugar, tu lugar y el de muchos otros.

Recuerdo mis zapatillas húmedas que al caminar sonaban; el sonido de las gotas al contacto con mi cara y descubrí así lo que era Bar-Rio. Su nombre original es Juan Antonio Ríos. Hoy hago una vista al pasado. Calles que he aplanado, amigos que han luchado, mis recuerdos añorados. Pero saben lo mejor es que: “Bar-Rio no ha cerrado”

Daniela, 20 años

Edificio 37




jueves, 8 de abril de 2010

El casero

El Casero


En Gamero frente al edificio 37 se pone con sus verduras don Humberto Espinoza, conocidos por todos en el barrio como “el casero”, quien trabaja hace más de cuarenta años en el sector. Les invitamos a conocer,a partir de su propio relato, a este personaje que forma parte de la historia del sector.

Yo acá llevo como 40 años trabajando. Aquí estoy parado hace como 25 años.

Yo antes trabajaba con un carretón, vendía por todos lados.

Aquí la gente es tranquila, mucha gente antigua se he ido yendo, ahora hay muchos arrendatarios.

Antes era mucho mejor, antes cuando vivían militares, la gente de la aviación y los carabineros la relación era buena. Pero acá no hay problema, este es un territorio tranquilo. Yo acá tengo mi clientela fija.

Yo antes me ponía todos los días, pero como ahora se pone la feria más allá, me pongo los sábados, domingo, lunes, miércoles y jueves. Acá llego a como a las 9.30, pero de mi casa salgo como a las 6 de la mañana a comprar a la vega. De ahí me traigo las cosas, pago un flete.





Ahora no está como antes. Antes era mejor.


La gente ahora...mmm Muchos matrimonios trabajan para pagar el arriendo, mucha gente no tiene para.. Come puro huevito y papas fritas. La gente anda mas apurada, más rápido, ahora es más cómoda y cocina menos, les gustan las cosas hechas, las ensaladas sobre todo.

Acá ha llegado gente nueva tranquila, ahora la gente llega en la pura noche, antes era distinto. Antes veía a los niños jugando por acá, ahora deben ser abuelos… Varios llegan ya grandes y me dicen “hola casero...”

Antes eran muy unidos aquí, la gente era unida, se juntaba, se ocupaban las canchas, se juntaban todos antes. Yo le estoy hablando de hace unos 20 años atrás, cuando se juntaba la gente. Eran muy unidos, cada edificio tenía su delegado.

Mucha gente se ha ido, mucha gente está viejita y se ha cambiado porque no pueden bajar de los pisos de arriba. Mucha gente ha muerto, muchos se han ido, han quedado los hijos con las casas.



"Esta pesa que tengo aquí era de mi mamá,

esta pesa tiene más de 80 años"