Ya son exactamente 20 años de que mis zapatillas recorren las mismas calles y avenidas de mi pueblo, de mi zona, de mi barrio.
Si bien he crecido, la gente ha cambiado, pero el barrio sigue siendo el mismo, la misma gente, el mismo lugar, niños con dulces miradas, jóvenes transformando el lugar en un bar, adultos mirando las generaciones cambiar y los mas grandes solo disfrutan y ven los años pasar.
Bar-Rio se llama mi lugar, jóvenes queriendo cambiar, intentando crecer y, claro, buscando un lugar donde poder amar, cantar y disfrutar. Cuando encontramos el lugar entre plazas y edificios nos topamos con príncipes, héroes, lideres y villanos que van mas allá de un asunto de edad. Son villanos con dragones que quieren nuestros ojos de alguna forma opacar, pero la perseverancia de surgir, de ser mucho más, es más fuerte, nada nos puede derrotar y cuando lo están por lograr los héroes de Bar- Rio se hacen notar, luchan contra los más terribles mounstros para que los pequeños no terminen nunca de jugar.
No hay limites, no existen paredes, es un solo lugar, somos entre miles una sola persona, luchamos por el mismo motivo, amamos el mismo lugar.
Pero siento que el invierno en mi barrio es mas frío, no entiendo muy bien pero creo que llueve mas seguido y donde alguna vez jugué ahora es solo barro.
De mi niñez el agua lleva recuerdos, no tiene remordimientos, historias vividas, llantos compartidos. Entre Sara Gajardo y Enrique Soro se escribe mi historia personal, en donde la "plaza feliz" tiene un papel fundamental. Me acogió durante bellos veranos y fríos inviernos. Por lo mismo es grato ver a las nuevas generaciones, vivir lo que yo viví y es mucho mas dulce ver en los ojos de los mas grandes el brillo que provoca vernos crecer, madurar y luchar por este lugar, mi lugar, tu lugar y el de muchos otros.
Recuerdo mis zapatillas húmedas que al caminar sonaban; el sonido de las gotas al contacto con mi cara y descubrí así lo que era Bar-Rio. Su nombre original es Juan Antonio Ríos. Hoy hago una vista al pasado. Calles que he aplanado, amigos que han luchado, mis recuerdos añorados. Pero saben lo mejor es que: “Bar-Rio no ha cerrado”
Daniela, 20 años
Edificio 37
Tupendo el cruce entre el texto y las fotos, sin lugar a dudas se transmite el sentimiento de lo que es tener tu existencia ligada a un barrio, sus calles y sus personas.
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